En el excepcional libro de divulgación científica “Historia
del Tiempo” de Stephen W. Hawking el autor comenta
que en 1981 el Papa le comentó a él y a otros científicos que le parecía muy
bien que investigaran la evolución del mundo tras el Big Bang pero que no se
molestara en estudiar el propio Big Bang porque la Creación era cosa de Dios.
Y
esta anécdota ocurrió muy poco tiempo después de que ese mismo papa pidiera
perdón por la condena que se hizo siglos atrás a Galileo.